Defino ruraleza como aquel paisaje, dónde antes se desarrolló actividad agrícola, que está siendo reocupado por la flora salvaje debido al abandono del campo. Gilles Clement en su libro “El manifiesto del Tercer Paisaje” ya exploraba la idea de los espacios “residuo” dónde las plantas silvestres crecen libremente. El manifiesto es una apología de la belleza de los procesos de recuperación naturales. Sin embargo, personalmente, creo que la ruraleza representa el fracaso de la humanización la naturaleza a través del trabajo. La ruraleza es el olvido de las huertas, los campos de labranza y los prados, los regueros y caminos; en definitiva el olvido de la cultura. La ruraleza son las ruinas de un mundo pasado e irrecuperable que se difuminan, poco a poco, sobre el fondo indómito. La ruraleza es la revancha, ganamos la batalla pero ella, la Naturaleza, ganó la guerra.